lunes, abril 11, 2005

No tengo más lugar que estas letras, por Ricardo Zanfardini

No es que regrese
a mi antigua casa;
de paredes ajadas, espacios
de grandes sueños, escaleras que
convidaban a un infinito literario y divino.

No.

Regrese a mi vieja morada; la letra
a este tiempo despiadado y poderoso,
a un hueco que absorbió en segundos la historia de mi vida,
cada uno de esos 365 días multiplicados por mis edades.

Imagine otro hogar;
el vacío que la letra esconde, encierra;
sus oscuridades tempranas.
El niño que allí deje
no me puede convencer del hombre que hoy soy,
volví con la esperanza empecinada de no encontrar aromas en las palabras
pero ellas estaban desprolijamente disfrazadas de primaveras.

Tanto tiempo que es casi nada.

No hay recorrido que no empiece con el tiempo,
que no deja de ser un tirano, una novedad o un
dolor.
No hay recorrido que deje de atravesar puertas,
ventanas selladas , rincones repletos de aquellos
ecos que nos dieron vida.

La palabra es voz que subyuga cualquier infidencias,
que clausura todo lo esquivo que puede traer la memoria.



En cambio yo no recupere mis letras,
me halle yo ;
vacío de las personas que no pudieron asistir a la cita ,
sin siquiera sonreírme en el espejo;
existe un miedo aterrador :
la sonrisa como aproximación a la felicidad.

La voz del poeta no hablo con otras voces.
Muchos menos aquel hombre
que mi voz no menciona y mi recuerdo perpetua;
aquel hombre que supo leerme en el alma todos los misterios,
decirme en su paso todas las incertidumbres que supieron opacarme.
Ese hombre que como pocos tuvo la grandeza de no vivir de memoria.

No volví a mi antigua casa
regrese a un paraje inanimado ,
pero igualmente lleno de vida.

Buenos Aires se disfraza de noche.
Estoy solo.
Hay gente afuera que me espera y que no quiero encontrar.
Voy a intentar leer para salvarme por un rato,
cada cosa que leo anuncia mis fracasos,
son como pequeños suicidios cada día.

Yo también me entristezco a veces,
pero cada vez me importan menos los lugares;
Sólo que en estas letras me siento en una religión sin Dios,
pues alguna vez fui su habitante.
Me huyo.
Me enciendo en un cigarrillo y escribo estas palabras ,
ni siquiera se por que.

C.C.Rojas presenta MISCELANEA de Diego Del Olio.

Con entrada libre y gratuita el Miércoles 13 de abril a las 19hs, se inaugura MISCELÁNEA fotogaleria de Diego Del Olio. La muestra esta compuesta por fotografías de ambientes interiores, donde objetos de uso cotidiano aparecen interrelacionados con pinturas o dibujos. De las imágenes que decoran esos espacios, aparece su doble carácter de obra artística y de objeto. Del Olio utiliza esta dualidad para sugerir lecturas paralelas entre la obra y su fotografía, produciéndose curiosos lazos de intercambio entre ambas.

El Artista nació en Buenos Aires en 1975. Se formó en el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte) 1995-2000. En la Universidad de Diseño de Karslruhe, Alemania cursó estudios en Artes Mediales (Fotografía), 2003-2004. Expuso grupalmente en: Proyecto A – exhibicion #12 (2004). Otras Obras: Intervenciones en Video IV y V – videoinstalaciones con G.Barbuto y E. De Alzaá- Facultad de medicina, UBA (2003). Intervenciones en Video I y III con G.Barbuto y E. De Alzaá – Facultad de Ingenieria, UBA. “Leche”: video-instalación, Alianza Francesa - Centro Fortabat. “Kaída”: performance , I.U.N.A. 1999.

Luis Tedesco, una vision poética.

Nació el 4 de Octubre de 1941 en Buenos Aires. Participa activamente de la vida literaria del país como jefe de publicaciones y editor de varias editoriales. Actualmente es Director de NUEVO HACER -Grupo Editor Latinoamericano.
Es autor de los siguientes libros de poemas: Los Objetos del Miedo, Cuerpo, Paisajes, Reino Sentimental, Vida Privada, La dama de mi mente, En la maleza, Aquel corazón descamisado.


1. ¿Cuál es el origen de su inclinación por la poesía? ¿ Cree qué nos rescata de algo?

Yo empece a escribir, no poesía sino otras cosas, a los quince años y seguramente mi inclinación por la escritura fue el gusto por la política, en el sentido que en aquellos años , 1956/57, en realidad la espiritualidad de los jóvenes se manifestaba por su dedicación a temas políticos por eso significaba una especie de entrega a una actividad que excedía lo propio. Al poco tiempo entendí que escribir derivaba a zonas que escapaban de los político, eran mas líricas , mas relacionadas conmigo y también con temas políticos pero desde una forma que buscaba cierto equilibrio y armonías del lenguaje.

2. ¿ Recuerda lo primero qué escribió?

No sé si es lo primero que escribí pero si el primer poema. Estuvo dedicado a mi profesora de literatura de cuarto año; un poema de amor, pero un amor tan abstracto, digo a tal punto que después se lo regale a mi madre para un cumpleaños.

3. ¿ Cómo definiría la POESIA y su POESIA?

La poesía en general no se puede describir, tiene tantas variantes !. Yo soy de los que cree que se puede escribir desde cualquier posición estética.
A la poesía siempre se le esta pidiendo que tenga misiones, trascendentalidad, que cual es su esencia, etc. Nunca se le pregunta a un narrador cual es la esencia de la novela o un pintor de su arte. La poesía es un trabajo con el lenguaje y se procura que sea un trabajo bien hecho dentro del registro que cada poeta percibe como propio y personal.
Creo que conviene desacralizar un poco ese pedido permanente de definición de la poesía, de su esencia...

4. ¿Cree qué la poesía es una forma de acercarse a uno mismo, de transparentarse?

Si, pero también de desconocerse, el poeta no llega a los lugares que quiere llegar, tampoco sabe bien de los lugares donde llega. El poeta va metiéndose en una zona que desconoce, va descubriendo cosas y desconociendo otras.

..."si alguna vez, absorto en el amor/pensando en su caída demoraba la materia,/revelado ahora por el esplendor de la potencia/todo lo que miro se descubre perseguido" Memoria, LOS OBJETOS DEL MIEDO (1970)

5. Hay un verso final en su poema MEMORIA (del libro LOS OBJETOS DEL MIEDO) que me cautivo: "todo lo que miro se descubre perseguido". ¿ Qué cree que persigue el poeta?.

Es un verso que me persigue mucho. Al poeta lo persigue el deseo de trabajar con la palabra, tiene palabras en la cabeza; ese murmullo que todos tenemos, en el poeta es mas audible. Esas palabras necesitan ser armadas en un molde y en nuestro caso ese molde es la forma poética.


Canto, aplico, ajusto su estridencia./Busco excederme, ser ese otro/caído en la rendija, pensativo/caos del cuerpo, métrica jadeante/sobre márgenes heridos. Palabra sobre mi Nº 3. EL CUERPO (1975)

6. ¿Desde que lugar habla usted en EL CUERPO, uno de sus libros de poemas?

EL CUERPO, es básicamente, el cuerpo del trabajo, el cuerpo que trabaja. El CUERPO tiene que ver con nuestra sede en la tierra y el modo en que vivimos en ella. En ese sentido es nuestra entidad. Todo lo que sentimos y lo que pensamos pasa por el cuerpo, no hay un espíritu separado del cuerpo. Si percibimos una idea trascendental la percibimos en el cuerpo. La mente es una parte del cuerpo y ese cuerpo esta conformado por nuestra aleación por el trabajo . Por esto es tan importante mi tentativa de hablar de temas políticos porque el cuerpo privado se instala en el cuerpo ciudadano, pasa a ser un cuerpo político y este recibe instancias que luego van a marcar toda su vida privada.

7. ¿Cómo inicia su escritura, la preparación de un libro?

Empiezo a escribir, no se de que. No se donde voy a llegar. En algunos libros míos tiene cierta importancia la música que les daba a los poemas como una clave rítmica ahora por ejemplo que trabajo sobre una palabra que me llegue y desarrollo un tema.

8. ¿Sus poetas preferidos?

Cesar Vallejos, Carlos Mastronardi. Michaux. Horacio, Lucrecio, Ovidio. La poesía latina me gusta mucho, es muy materialista.

9. Cito a Tralk: "Hoy solo podemos encender fuego de rescate, lugares de retorno, repatriación y que nada sea donde falte la palabra". ¿ El silencio es palabra?

No, la metafísica del silencio nunca me subyugo. Entiendo lo que dice Trakl en formas de rescate pero el rescate no es recatar algo tal como era, sino rescatarlo porque ha sido quizás asesinado y debemos reconstruirlo en nuestra voz. A mi que me gusta la poesía clásica, es imposible volver a esa poesía. Pero hay que tomar su registro de voz que vive en un ámbito de voces mas disonantes, eso es lo que me parece interesante; rescatar esas voces que han sido asesinadas y olvidadas y traerlas a nuestra voz actual, ir a buscarlas.
Es función del poeta conocer.
La vanguardia, a mi modo de ver, debería ser como el ultimo eslabón de una tradición o sea el ultimo peldaño que contenga toda la tradición y le aporte lo novedoso. La vanguardia no es romper con todo lo anterior sino todo lo contrario; tomarle y agregarle, en este sentido el rescate debe ser sin melancolía, activo, enérgico. Hay una frase de un pensador japonés que dice "No quiero imitar a los antiguos, busco lo que ellos buscaron" Creo que de eso se trata.

10. ¿ Cree qué en la poesía sobrevive el alma del poeta, su decir?

El poeta esta buscando siempre su alma, no se si la sobrevive. El día que la encuentra se muere. Busca el alma pero en realidad busca otras cosas, busca encontrar su lengua, esa expresión donde el siente toda esa intensidad de su trabajo y va a estar siempre disconforme ya que nunca lo va a encontrar por completo. Y se va a morir pensando siempre en el poema que no escribió.

11. ¿ Cuál es la lejanía más cercana que le emerge?

Haber escrito un tema muy extenso que se llamo LA CARNE MUERTA ( del libro LA MALEZA). Escribir ese poema fue un gran despegue estético, lo escribí teniendo conciencia de alguna libertad de expresión. Fue lo primero que escribí leyendo en voz alta . La primera vez que sentí que la poesía debía leerse en voz alta y eso fue un cambio rítmico muy fuerte con todo lo que yo pensaba de la poesía antes; una voz tenue, baja y para si.

12. ¿ Qué considera lo peor de la miseria humana ?

La pobreza, sin dudas. Las guerras por ejemplo se dan y dejan pobreza incluso a veces la pobreza genera la guerra. Yo no he vivido guerras, pero si pobreza y la vi y la veo. La guerra la tengo que pensar , la pobreza no.


..."nada de mi que diga:/soy esto, soy aquello, estoy preparado/soy alguien del tejido persistente, / soy lo que usted quiere quitar de mi." Maleza IV. EN LA MALEZA (2000)

13. ¿En su libro LA MALEZA, desde donde le nace el recuerdo?

De mi barrio natal, Lomas del Mirador que era un barrio de malezas, de potreros, de baldíos descuidados donde crecía la maleza; salvaje , indiscriminada. La maleza es naturaleza no condicionada, no trabajada, no cultivada, que vuelve a aparecer siempre, renace aunque la quemen.

14. ¿ Cómo considerada que creció su literatura desde los OBJETOS DEL MIEDO a AQUEL CORAZON DESCAMISADO?

Es probable que haya ido tratando de cuidar las formas y seguramente cada vez encontré mas recintos expresivos y menos contenciones.

15. ¿Por qué cree usted que es un poeta?

No lo sé. Tuve fantasías de ser jugador de futbol, cantor, bandoneonista, nada se dio. Y se dio esto de hacer poesía.

16.¿ El sentirse poeta vino por el reconocimiento de los otros?

No de los otros no. Vino porque en las horas de soledad que se tienen en la adolescencia yo leía y el efecto inmediato era escribir, debe tener que ver con esa mecánica: lectura-escritura. El que escriba poesía y no otra cosa obedece a que en el pensamiento poético me siento mas afín como instancia de comprender la realidad.
La poesía permite las Epifanías que es la aparición de algo y después el desarrollo de esa idea..
Escapo de la idea de la poesía como don que a uno le han colocado en la cabeza. La poesía es un vicio.

17.¿ Quién contesto esta entrevista?

Yo: Luis Tedesco, el que ahora esta aquí.

CONTACTO por Leandro Fogliatti

Only you can make me feel the world can disappear.1 Las píldoras azuladas que sostiene en la palma de su mano tienen una textura porosa, apenas perceptible al simple golpe de vista, pero suficientemente sensible para quien debe ingerirlas de por vida. Toda su atención se concentra allí, ahora. Por momentos, piensa que es capaz de penetrar en una píldora, a través de uno de sus poros, y recorrer sus íntimos recovecos hasta llegar al centro mismo. Y una vez allí, ¿qué encontraría? Probablemente se intoxicaría con tanto químico a su alrededor. Tal vez ensoñaría bajo los efectos de la droga. Only you make my heart heal and make it oh so clear2, entona en un susurro. Ojos cansados, mirada triste, tango, angustia placentera. Abandona la píldora y mira el monitor de su computadora y piensa que el viaje y el concierto le harán bien. Cause our words are whispers hidden up in a distant haze, like diamonds next to sand.3 Las melodías de Lisa Ekdahl le recuerdan a Eric. Su sonrisa ingenua, cursi.

El domingo 4 de enero de 2004, Eric Malcolm se encuentra en pleno vuelo hacia Río de Janeiro. Ha partido desde San Francisco, dejando atrás los festejos del año nuevo, junto a su familia y amigos. Falta una hora y media para aterrizar. Falta una hora y media para reencontrarse con Maitê. Los cabellos castaños de Maitê, apasionados por la brisa de la bahía, es la imagen que Eric celebra en su recuerdo más inmediato. Cabellos castaños y piel morena. Piel morena, suave y tibia. Carácter, tan apasionado como sus cabellos castaños, para amar, para discutir, para coger, para bailar.

Tonight I’ll drown in the eye of my lover4, con whiskys y porros; recuerda Leandro Fogliatti, ese mismo domingo 4 de enero de 2004. Desnudos, borrachos y fumados, entre sábanas revueltas y olores a encierro y a sexo. Yanqui cursi. Sonrisa de leche. ¿Por qué te fuiste, aquella noche de mierda y dignidad? ¿Te cansó Buenos Aires?, ¿te cansó el casino?, ¿te cansó mi cuerpo...? Diferentes culturas, Leandro; me decías. Somos diferentes. Pero no me escuchaste, no pudiste. Ventanas abiertas y mucho quilombo desde la calle, aquella noche calurosa y caliente. No me oíste, yanqui cursi. ¡Qué se vayan todos! Y te fuiste. Y te seguí. Y te perdí entre tanta gente. Al final, solo recuerdo mis pies desnudos sobre la tibieza de un asfalto sucio de protesta y manifestación porteñas.

Los apasionados cabellos de Maitê, a través del visor de su cámara digital. Por un instante intensificado, se detuvo aquel caos de manifestación antiglobalización, en Porto Alegre, un año atrás. Eric se encontraba en Brasil, como turista. Le atraían los actos de protesta y reclamos latinoamericanos. Ya los había experimentado en Buenos Aires, con la dimisión de De La Rúa y las asambleas barriales. Desde entonces, filmaba los sucesos e incluía los videos en su web personal. Estaba empecinado en transmitir al mundo su versión, que generalmente contrastaba con las que se difundían a través de las grandes cadenas informativas. El Foro Social Mundial, como antítesis al Foro Económico de Davos, era un buen lugar. Sus cabellos castaños, su primer registro digital. Una Lara Croft politizada y tercer mundista. El erotismo fue inmediato. Luego, algunos empujones, a raíz de una nueva columna de manifestantes que se sumaba a la central, y Maitê terminó en sus brazos. La cámara se estrelló contra el asfalto de la Avenida.

La madrugada de aquel martes de septiembre de 2001 fue especialmente difícil. Los argentinos son malos perdedores. Cuando pierden ruleta insultan duro al crupier. Cuánto más apuestan, más pesados sus insultos. No va más. Un jugador de mediana edad, con bastante alcohol encima, hablaba fuerte y arrastrando las palabras. Este señor se hacía llamar doctor. No va más. ¡Pero vos me estás haciendo trampa, yanqui pelotudo! ¿Me viste cara de estúpido? ¿Vos sabés quién soy yo? ¿Cómo que no puedo apostar, pendejo? A ver si me entendés, ¿do you understand me? Nosotros te estamos dando laburo, imbécil. ¡Working! ¿Capise? ¡Y sacame a estos monos de encima, hijo de puta! No va más.

Ansiosa, Maitê Barcellos desea eliminar del tiempo la hora y media que la separa de Eric y espera llegar a disfrutar juntos el atardecer del domingo 4 de enero de 2004. Una vez más, ordena play a su discman y Lisa Ekdahl vuelve a cantar Open door. Recuerdo cuando la escuchamos en la playa, nuestra piel bañada por la luz de la luna y una sonrisa cursi. Algo triste, tal vez. Sí. No era la sonrisa de siempre. Había algo que empañaba ese momento... A través de los cristales del aeropuerto de Río, Maitê observa el maravilloso día de verano con el cual recibirá a Eric. Extrae de su cartera un pequeño espejo y revisa el aspecto de su cara. Brillo en los labios. A ella le agrada resaltar sus labios carnosos y a Eric le gusta el sabor de su lápiz brilloso. Inevitablemente, el espejo descubre esa pequeña pero inoportuna irritación o mancha o salpullido (todavía no logra denominarlo) en su cuello. Maquillaje. ¿Por qué gran parte del stress y la ansiedad se somatizan en las zonas más visibles?, protesta Maitê.

Desde los atentados contra las torres gemelas, en New York, las medidas de seguridad se extremaron en Estados Unidos. Los extranjeros que continuaron ingresando al país han sido minuciosamente revisados, y hay quiénes opinan que excesivamente, en el caso de árabes y latinoamericanos. Tal situación ha generado cierto malestar entre algunos países. Tal vez por eso, Eric no se sorprende demasiado cuando, una hora y media antes de aterrizar, las azafatas informan que los ciudadanos norteamericanos serán chequeados en el aeropuerto de Río. Eric no recuerda este tipo de procedimientos en el pasado. Efectivamente, la medida es reciente y fue ordenada por el juez federal Julier Sebastiâo da Silva, en concepto de reciprocidad ante mecanismos similares adoptados en Estados Unidos contra ciudadanos brasileños.

Una madrugada difícil. Cuando llegué a mi departamento me desmayé de sueño. No va más. Durante la tarde de ese martes de septiembre me despertó el portero eléctrico. Era Leandro. Venía directamente desde su trabajo. Me preguntó eufórico si estaba viendo la CNN. Yo lo miré disgustado. Le recordé que esa semana estaba haciendo el turno nocturno en el Casino y que durante el día prefería descansar. ¡Eric, boludo, tumbaron las Twin Towers! No va más. Leandro se tiró en la cama y encendió el televisor. Esa tarde-noche-madrugada, las torres gemelas se derrumbaron más de cien veces, en reiteradas imágenes. Yo no entendía nada. Leandro continuaba eufórico. ¿Quién carajo es Ben Laden? ¿Es “Bin” o “Ben”? Lo dejé viendo noticieros y me fui al casino. No va más.

Ambos nos abalanzamos para recuperar su cámara, estrellada contra el asfalto de la Avenida. El miedo a que se perdiera entre los pasos desordenados de los manifestantes hizo que los dos la agarráramos a la vez. Aún después, yo no la soltaba. Me quedé como una estúpida, mirando su sonrisa cursi. Perdoname. No es nada. Sus labios eran muy delgados. Casi imperceptibles. Eric dijo que la llevaría a reparar, pero Maitê se sacudió un poco de estupidez y se presentó y parte de su presentación incluyó sus estudios en tecnología digital y entonces se ofreció para examinarla y Eric, claro, aceptó, no menos estúpido, y entonces la militancia universitaria y el turismo de manifestación latinoamericana cedieron a impulsos más básicos, menos intelectuales, menos idealistas, pero mucho más vivos y Maitê invitó a Eric a su departamento.

Hacía un mes que había llegado a Buenos Aires y conocí a Leandro, en una disquería de la Avenida Corrientes. Nos encontrábamos revisando CDs, en bateas cercanas. Aparentemente, los dos teníamos tiempo para perder. Recuerdo que me gustó la forma en que me miraba de reojo, tratando de disimularlo torpemente. Transcurrían los minutos y ninguno se alejaba. El deseo de establecer contacto estaba implícito. Se acercó un vendedor. Casi al mismo tiempo quisimos consultarlo. Preguntale vos primero. No, no, dale vos; me dijo y pude ver, por primera vez, su mirada triste (melancolía, le llaman en Buenos Aires y también en Río, según descubrí tiempo después) que tanto me obsesionó. Busco un CD de Lisa Ekdahl. ¡Yo también! Sólo queda uno. Ambos renunciamos al CD para que el otro lo comprara, cortesía explicable únicamente por la atracción mutua, que a estas alturas demostrábamos descaradamente. Leandro aceptó comprarlo, con la condición de que lo escucháramos juntos. Sonriendo, accedí y fuimos a su departamento.

Cuando entré, supe que volvería allí varias veces. Maitê dejó mi cámara destrozada sobre una mesa, en la que había varios artefactos desarmados y me preguntó si quería beber té helado. Whisky, respondí, mientras Leandro colocaba el CD en su equipo de música. Ella estuvo revisando durante un tiempo mi filmadora y concluyó que era irreparable. No te preocupes, le dije, dejando mi mano sobre su rodilla, apenas descubierta por la falda. Su sonrisa fue la señal de reciprocidad que estaba esperando; yo también me alegro de que sólo quedara un CD, me dijo. El contacto que mi mano había iniciado en su rodilla, lo continuaron mis labios sobre los suyos, brillosos. Leandro se quitó la camisa y su mirada triste se topó con mi sonrisa. Mi sexo empezaba a agolparse. Maitê dejó que le quitara el vestido lentamente. A partir de ese momento, besos y abrazos y caricias y tierno y salvaje y suave y dulce y furioso y sollozos y jadeos y dominante y dominado y recuerdos felices y recuerdos amargos.

Mientras Leandro vierte agua en un vaso, hace clic en el concierto del día 26 de enero, en Río de Janeiro. Mira por última vez las píldoras azules y se las lleva a la boca. Rápido, bebe abundante agua para tragarlas (y olvidarlas). La mirada triste rememora una sonrisa ingenua. Si me hubieras escuchado esa noche, yanqui cursi. Yo quería hablar y vos estabas harto de hablar. Ya está todo dicho, me dijiste, mientras te asomabas por la ventana y aspirabas la brisa húmeda de Buenos Aires. Y de repente, las cacerolas, la gente en la calle pidiendo la renuncia del ministro. Estabas eufórico. Y yo con la angustia atravesada en la garganta. Tengo el virus, te grité entre cacerola y cacerola. Nada. Esa noche era historia de naciones, no de individuos. Agarraste tu mochila, que habías hecho durante la tarde, tu cámara digital. Me miraste un instante, vi tus delgados labios moverse, pero yo tampoco pude oírte. Te fuiste a la calle. Las cacerolas parecían redobles previos a un salto mortal. Tengo el virus. La historia se complotaba para que no me escucharas. Intenté seguirte. Bajé a la calle, descalzo. Me pareció verte entre un grupo de caceroleros - clase media, en la esquina. Para cuando llegué ya no estabas. Nunca más te vi.

Maitê relee los números de sus asientos en las entradas para el concierto de Lisa Ekdahl, el día 26 de enero. A Eric le va a encantar, disfruta íntimamente. ¡Cuándo llegará ese avión!

Lisa y Leandro; Maitê y Lisa. Marica porteño, lastimaste de amargo sus melodías. Las escucho y te recuerdo. Te recuerdo y no puedo escucharlas con Maitê. En este vuelo, que parece suspendido en un instante eterno, me muero por uno de tus porros y por el sabor de tu whisky barato.


Fragmentos de letras de Lisa Ekdahl:

1, 2, 3:
4: Only you
Of my conceit