jueves, octubre 06, 2005

La opción Pizarnik


por Ricardo Zanfardini

Tal vez un acercamiento a la escritura de Alejandra Pizarnik (1936-1972) pueda ser la lectura de aquella frase que se dijo ella y tal vez nunca supo contestarse: tenia 4 años estaba sentada a la puerta de mi casa y de repente pensé: “Soy un yo” y tuve miedo”. Miedo, miedo y miedo en su maravillosa poética, en sus rupturas.

Fue una niña-mujer que desde chica se apasiono por escribir; una composición sobre Maria Antonieta y Luís XVl presentada en su colegio fue elevada al Congreso Escolar por la maestra, era 1947.

Apasionada lectora del existencialismo y la psicología, reconocía que no iba a la escuela porque le resultara interesante lo que aprendía, sino por lo que allí se divertía con sus desmesuras: fumar a escondidas, confrontar con los profesores, saltar por las ventanas cuando llegaba tarde, etc.

Con respecto a su lenguaje todos coinciden en que funcionaba según la situación en la que se encontrase. Era extremadamente bromista, llena de salidas humorísticas con la gente que estaba con ella. Humor con el paso de los años se fue haciendo cada vez más obsceno, sarcástico y cruel.

Era sumamente inteligente y abierta a las corrientes intelectuales que empezaban a llegar a Buenos Aires.

Desde los 15 años la muerte es un emergente que ella detecta en su vida y se transforma en su obsesión, tratando de encontrar una ceremonia para celebrarse en ella.

Dentro de sus actos creadores, toda su opción poética se plantea como una huida del padre, del mundo familiar, del orden simbólico (donde se habla y se habla para decir nada).Ella hace de su poesía su lugar, su patria (Pathos.

Su temática fue la muerte, el desamparo, la noche como emblema, la división de la subjetividad.

Aquí toda su opción poética. Enrique Molina la denomino “hija del insomnio”; no tenia habilidad para manejarse en el mundo real, había un divorcio constante con lo socio-político, lo económico, etc. Sentía que el mundo la había abandonado, no estaba en el: “Afuera hay sol/yo me visto de cenizas..En una frase, todo.



“Ella se abandona en la tregua originada por la noche.
Dentro de ella todo hace el amor….”


por Sandra Larrachado


¿ Qué rastros de lo femenino encontramos en Alejandra?
Algo oculto, algo que crea internamente; un estado larvado que se condensa, se remezcla con entornos, libros, tintas y papeles….
Ser una mujer se responde de varias maneras, siempre particulares….
Ser mujer es ser escrita, marcada, tomada, atravesada….
Ser Flor, niña, princesa, condesa, madama…
Encontrar a una mujer en la niña que se muere palabra a palabra.




Sólo un nombre

alejandra alejandra
debajo estoy yo
alejandra
(de La última inocencia, 1956)


La carencia

Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.
(de Las aventuras perdidas, 1958)


11

ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

13

Explicar con palabras de este mundo
que partió de mi un barco llevándome

15

Extraño desacostumbrarme
de la hora en que nací.
Extrano no ejercer más
oficio de recien llegada.

33

Alguna vez
alguna vez tal vez
me ire sin quedarme
me ire como quien se va

(de Arbol de Diana, 1962)


Antes

bosque musical

los pajaros dibujan en mis ojos
pequeñas jaulas.


Silencios

La muerte siempre al lado.
Escucho su decir.
Sólo me oigo.

(de Los trabajos y las noches, 1965)


Vértigo o contemplación de algo que termina

Esta lila se deshoja.
Desde sí misma cae
Y oculta su antigua sombra.
He de morir de cosas así.

Tete de Jeune Fille (Odilon Redon)

e musica la lluvia
de silencio los años
que pasan una noche
mi cuerpo nunca más
podrá recordarse


Caminos del espejo

1

Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

6

Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que seras y asusta a la niña que fuiste.


(de Extraccion de la piedra de locura, 1968)


A plena pérdida

Los sortilegios emanan del nuevo centro de un poema a nadie dirigido. Hablo con la voz que está detrás de la voz y emito los mágicos sonidos de la endechadora. Una mirada azul aureolaba mi poema. Vida, mi vida, ¿qué has hecho de mi vida?


(El infierno musical, 1971)